Espontánea combustión

   La noche arrancó bastante tranquila. Sabíamos que no sería tan larga como otras. Los muchachos de Billy sufrieron un percance de fuerza mayor que les impidió batirse en público con sus colegas de Flai Companía, Fuckin in the Sidewalk y Parte Genuina.

   Al rato, supe que el coliseo había cambiado de amo. Mejor. Le pone más onda que se haya ido el tipo que te cobraba el vaso con agua. Ojalá esté hirviendo a fuego lento en la marmita del diablo.

   A pesar del aparente relax, la tensión se podía olfatear en el aire. Estamos en la segunda ronda. No hay vuelta atrás. Ahora los pibes están más cerca de ganar o perder todo lo que lograron hasta acá. Se respira un aire más jugado, patibulario.

   Los chicos de Flai tuvieron que encarar ese dragón de papel que es la apertura de todo evento. Algo que no se le desea a un enemigo ni a una ex. Tardaron dos temas y medio en calentar motores pero logró sentirse la combustión. Impecables, californianos, positivos y energizantes. Así estuvieron.

   Le siguieron los Fuckin, atronadores, desgarrados. Esa habilidad para expresar furia descontrolada sin ponerse en antihéroes atormentados tal vez fue lo que les llevó a ganarse el primer lugar de la noche. O su conexión con el público. Dieron todo hasta quedar consumidos.

   Parte Genuina presentó una propuesta compleja, con muchos cambios de ritmo y de estilo, en donde el protagonismo pasaba de un instrumento a otro sin descuidar las líricas ni la performance. Hasta que llegó el tema instrumental y se robaron la noche con espontaneidad y alevosía bien ensayadas. Salieron en segundo lugar.

   Hubo visitas agradables y sorpresas inesperadas. Buenas y malas hierbas ardieron en el umbral. Los Burdócratas se ocuparon de hacer circular la hidromiel. Algunas amistades virtuales tomaron cuerpo tangible y se jugaron con un voto. Hubo una abuela en el público. La cosa se va poniendo más interesante. El tiempo deja de gotear para convertirse en un chorro violento que no se puede detener. Se acerca el final.

Reportó: Cezary Novek